sábado, 3 de diciembre de 2011

Nude


Y sus cuerpos, blancos y desnudos, yacían sobre el suelo. Tiernas caricias descendían por sus pechos, jugando con los pezones, rosados, delicados y duros. Los dedos, sus dedos, suaves y traviesos no dejaban de desplazarse por aquél terso cuerpo, cubierto por la luz tenue de la habitación color salmón.  Sus respiraciones eran acompasadas, profundas, capaces de derretir el más puro cristal en la escena existente. Y así transcurrió la mañana, la tarde y media noche, sin palabras, sin apenas movimientos, sólo miradas y caricias, nada más. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario